Últimamente hay una moda que a todos nos va muy bien, que consiste en el “compre tres y pague dos” (¡el 3x2, vaya!) de Carrefour u otros centros comerciales. O el “llévese dos pizzas y pague sólo una”... ¿A que a todos nos suena? Pues, ¡camaradas, esto no pasa en el cine! Todo lo contrario: Aquí, con el séptimo arte es “pague 2 -en algunos casos 3- y vea una”. Me voy a explicar mejor.
La moda es tan grotesca como para hacernos ir al cine dos veces para ver terminar la película. Por ejemplo, la última de Amanecer, de la saga Crepúsculo; o las dos últimas de Harry Pester -¡ay, perdón!- Potter, que ya no sólo son aburridas a matar y repetitivas a morir, es que además no aportan absolutamente nada al cine. Sobretodo las de Crepúsculo, que son lentas y ñoñas, y más curioso aún: ¿Cómo se puede hacer una peli de vampiros con tan poca sangre y con vampiros tan pijos? ¿Dónde vamos a llegar? ¿Dónde está nuestro Christopher Lee, o Bela Lugosi, para que les den caña a estos vampiros de Telenovela?
¡No nos pueden hacer esto! ¡Es una vergüenza! Tengo que aclarar que antes también pasaba, y os pongo un ejemplo: Cuando se rodó el celebérrimo Superman de Richard Donner, la primera y la segunda parte eran una sola película, y para que el metraje fuera coherente y creíble, tenía que durar unas 5 horas. Entonces, la productora reunió a Donner, decidieron que era demasiado, y -sobre todo porque era una película para que los padres llevaran a sus hijos- decidieron partirla en dos: Superman y Superman 2, para que fueran más llevaderas. Pero lo hicieron bien, con un principo y un fin en cada parte, con escenas extras, rodadas para darles un sentido de historia terminada, y que luego en la segunda parte tuviéramos la sensación de que era otra historia. ¡Narices! ¡Que te ibas del cine contento, porque habías disfrutado de una gran peli! A parte de que, concretamente éstas dos, fueron son unas grandes películas de aventuras.
Ahora ya no queda ese respeto por el espectador. Ahora, en pocas palabras, os vienen a decir: "o pagáis o no veis el final del desenlace". Hay una excepción, que son los dos Kill Bill, de Tarantino, más que nada porque eran dos obras maestras... ¡Pero, en definitiva, el fin fue el mismo!
En este paquete no pongo la saga del Señor de los anillos, porque éste fue un proyecto ya concebido así, adaptando la novela de Tolkien, que era imposible rodarla de otra manera si se quería hacer bien y -aunque para mi gusto eran la leche de aburridas- hacerlo así era un mal necesario para una producción de otra forma demasiado costosa. Aunque, bien pensado, no hay que rizar mucho el rizo para meterlas también en el paquete de las pelis-robo...
¡Con lo sencillo que hubiera sido hacer un bono para que las personas que fueran a ver todas estas sagas les costara un poco menos! ¡Pero no, a pagar y punto! Dos y tres veces por ver una sola peli.
Resumiendo, mis lágrimas de celuloide salen hoy porque ya no hay respeto por el espectador. ¡Nos toman el pelo! Y esto, antes de esta explosión capitalista, no pasaba. Recordad si no El padrino y El padrino II, o todas las de James Bond o los Harry el sucio y otras tantas, para las que no te obligaban a pasar otra vez por caja para ver el final. Salías contento del cine por haber visto una película en condiciones, y luego repetías con otras partes y ellos seguían ganando dinero, pero al menos te daban la opción de ir o no ir y no como ahora, que te obligan a pagar para verlas terminar.
NOTA: ¡CAMARADAS, NO SOY NADIE PARA DECIROS LO QUE TENEIS QUE HACER O VER, PERO SI NO OS SABE MAL PAGAR DOS VECES POR UNA MISMA PELICULA, AL MENOS EXIGID QUE LAS PALOMITAS SEAN GRATIS! O UN CAFÉ PARA NO DORMIROS... SIN MÁS, VUESTRO AMIGO CINEASTA 007.
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